Su institución, World Monuments Fund (WMF), se dedica a la protección y conservación de monumentos en el mundo. ¿Cuántos han restaurado ya? ¿WMF trabaja solo con la iniciativa privada? ¿Quién tuvo esta idea romántica de crear una institución que proteja monumentos históricos? ¿Cuál fue su primer trabajo? ¿De qué depende que decidan conservar un monumento? ¿Basta decir “aquí estoy”? ¿Estos últimos son los que pertenecen al programa Watch? ¿Cuántos monumentos están en la lista Watch? ¿Los han logrado salvar? Imagino que hay monumentos que no se pueden recuperar. ¿Cuál es la metodología de trabajo de WMF? ¿La relación de WMF con América Latina es distante? ¿En el Perú es difícil encontrar iniciativas privadas que conserven monumentos? De los 14 monumentos que WMF protege en el Perú, ¿cuántos tienen colaboración del sector privado? ¿Es necesaria una política de descuento de impuestos? ¿Cuál fue el primer monumento conservado en el Perú? Algunos dirían que la Huaca de la Luna ya tiene financiamiento y que mejor sería dar dinero a monumentos abandonados. ¿WMF ha abierto una oficina en el Perú? ¿En el mundo priman los destructores o los conservacionistas? **************************************** ¿Cómo se contactó con WMF? ¿Fue muy difícil conseguir la contraparte peruana? ¿Qué les diría a los benefactores? ¿Cuál será su labor en el comité peruano de enlace con WMF? El impacto de un sitio restaurado debe ser importante en la comunidad.
Esos monumentos forman el patrimonio cultural de los 90 países donde trabajamos. Tenemos 45 años de vida, hemos conservado más de 700 proyectos de diferentes categorías. En algunos casos se hicieron donaciones pequeñas y en otros se trabajó de manera muy exhaustiva.
No, pero preferimos trabajar con el sector privado y luego traer el apoyo público. Generalmente, con el primero se elabora el proyecto y se realizan los estudios, lo que permite implementar la financiación. Por ejemplo, al inicio, el apoyo que recibió la Huaca de la Luna (Trujillo) fue privado, ahora el Gobierno contribuirá con la construcción del museo.
Hace 45 años había un sentimiento internacional de querer salvar el patrimonio. Ahora el esfuerzo continúa esa motivación, pero también se quiere que los monumentos conservados tengan un mantenimiento sustentable y beneficien a la comunidad. El creador de todo esto fue James A. Gray, un coronel retirado del Ejército estadounidense que vivía en Italia. Él era ingeniero y le interesaban los aspectos técnicos de la conservación de monumentos. Su preocupación lo hizo ir a la Unesco para ofrecer el apoyo del sector privado, pero le dijeron que no había lugar ahí para tal iniciativa. Entonces él creó su propia organización.
En los años 60 del siglo pasado hubo fuertes inundaciones en Venecia y tuvo la iniciativa de recoger fondos para conservar los monumentos afectados. Así, se crearon comités internacionales para salvaguardar Venecia. El primer proyecto importante fue la restauración de las iglesias talladas en piedra de Lalibela, Etiopía. Ahora nuevamente estamos trabajando ahí, muchos proyectos regresan. En esa época aún no se había creado el centro de patrimonio de la humanidad de la Unesco y no había apoyo para este tipo de proyectos.
Tenemos dos tipos de proyectos. Unos son sitios importantes que no han recibido el reconocimiento necesario. Tratamos de sensibilizar sobre el valor de estos lugares. La otra categoría son sitios que están verdaderamente amenazados.
Sí, son monumentos en riesgo. Cada dos años se hace una selección. Ahora hemos creado un programa de respuesta a emergencias, como terremotos o desastres naturales.
Seleccionamos 100 cada dos años. Desde 1995, cuando se inició el programa, tenemos más de 700 sitios.
No necesariamente los salvamos, pero llamamos la atención sobre ellos. Cuando se logra apoyo financiero se puede hacer más.
Sí. En la lista Watch tenemos un monumento de arte rupestre en Pakistán que será inundado por una represa. No hay manera de detener esto. Lo que hacemos es llamar la atención sobre la importancia del sitio y elaborar un proyecto de documentación y rescate hasta donde sea posible.
Buscamos la conservación del monumento, es decir, mantener la mayor cantidad de material original posible. En el campo, cada proyecto tiene una intervención y una metodología ad hoc. En algunos casos se hace más restauración o más conservación, o se da un uso interactivo al monumento para poder salvarlo. Trabajamos con profesionales y gente local. Solo traemos a gente de fuera si es indispensable. En el caso del Perú, todo el equipo es de aquí, a veces ha contribuido con su experiencia en otros países. En cuanto a la metodología, la comunidad solicita nuestra participación y nosotros la contactamos con los miembros de nuestra institución interesados en colaborar.
No crea, hace por lo menos 10 años que estamos muy activos en el Perú, en México, en Guatemala. En los últimos años América Latina ha tenido una vitalidad económica que ayuda a estar más presentes. Es importante tener una contrapartida local, no trabajamos unilateralmente.
El Perú, como muchos otros países, es un ejemplo de que el Gobierno está empezando a reconocer el valor de la participación privada en esta labor.
No son muchos. La mayoría es de propiedad del Estado. Pero el Instituto Nacional de Cultura no tiene la capacidad financiera para desarrollar este trabajo. Sería importante que el sector privado participe más activamente y complemente la tarea del INC.
Sí y no. En EE.UU. el beneficio fiscal incrementó la participación del sector privado en la conservación; sin embargo, ahora es parte de la cultura. O sea que si desapareciera, igual la gente contribuiría, ya ha desarrollado un espíritu de filantropía. El incentivo fiscal es muy importante. Pero también hay que motivar e interesar al sector privado para que participe. Para eso se requiere promover este trabajo.
Los primeros proyectos del Perú fueron los que estaban en la lista Watch. Elaboramos los lineamientos de conservación y rehabilitación urbana para 12 cuadras del Centro Histórico del Cusco. Ahora tenemos 14 monumentos conservados o en proceso de conservación: los andenes de Laraos, el Centro Histórico de Lima, las iglesias del Colca, los Pinchudos (Chachapoyas), las capillas de Oyón, el monasterio de Santa Catalina, San Cristóbal de Rapaz, San Juan Bautista de Huaro, la iglesia de Andahuaylillas, la capilla de San Pedro de Mórrope, Kuélap, Túcume y estamos volviendo a trabajar en la Huaca de la Luna. Le hemos entregado un millón de dólares en estos días.
Hemos trabajado muchos años en este monumento y ese dinero es para culminar el proyecto. Los fondos que recolecta la Huaca de la Luna sirven para el mantenimiento, no para proyectos de conservación.
Identificamos varios proyectos en el Perú gracias a Marcela de Pérez de Cuéllar. Ella buscó fuentes de financiación local y nosotros conseguimos la contrapartida. Eso fue un catalizador para trabajar en este país. Hemos creado una red de enlace en el Perú.
En EE.UU. las organizaciones que defienden a la naturaleza tienen mucho más presupuesto. Nuestro presupuesto es pequeño, llega a US$20 millones, pero crea un efecto de palanca que significa el doble de esa cifra. Respondiendo a su pregunta, los monumentos se destruyen por ignorancia. Hay muchos lugares donde la presión del desarrollo no respeta los sitios históricos. La mayoría de la gente es indiferente al cuidado de los monumentos, los que conservan y cuidan son los menos.
Cuando mi esposo fue embajador en París, un grupo de amigos franceses me dijo que querían visitar el Perú. Uno de ellos era el presidente en Europa de WMF. Viajé con ellos. Fuimos al Cusco y ahí les propuse ir a Huaro y Andahuaylillas, que yo tampoco conocía, pero sobre los que había leído mucho. Fue una experiencia lindísima. Luego visitamos la Lima barroca, las huacas, la costa norte. Les presenté amigos peruanos amantes de nuestra cultura. Tuvieron un viaje no solo turístico sino también vivencial. Acá se decidió que lo primero que restaurarían sería la iglesia de Huaro, seguirían Andahuaylillas y Canincunca y así me involucré con WMF. Contactamos a la doctora Cecilia Bákula y ella nos apoyó. El personal del INC hizo la restauración. Entre los visitantes había una suiza que tiene museos en Ginebra, y en Huaro su comentario fue: “Aquí no hay un baño, ni un lugar donde comer algo. El tour es maravilloso, pero no existen las cosas prácticas”. La doctora Bákula tomó en cuenta la sugerencia inmediatamente.
Bien difícil. No se tenía mucho conocimiento de esa parte del Cusco, luego de la restauración las visitas se han incrementado enormemente. Al final obtuvimos la contraparte e inauguramos Huaro con bombos y platillos. Repsol está apoyando el trabajo de Andahuaylillas y después viene la restauración de Canincunca. Lo que queremos con estas tres iglesias es potenciar la ruta del barroco andino.
Creo que ahora que se exonerará de impuestos si se dona dinero para este fin será más fácil ayudar. Además, cuando sepan las cosas bellas que se pueden lograr en nuestro país si el trabajo está bien dirigido, se interesarán. El WMFtrabaja maravillosamente bien y los artesanos peruanos son fantásticos. Ahora que la señora Burnham ha donado el millón de dólares para la Huaca de la Luna, ha felicitado a todo el equipo por la excelente labor realizada. Espero que con este impulso recolectar dinero para la restauración en el futuro sea más factible.
Es el primer comité de enlace en América Latina, lo que me llena de orgullo. Mi función será promover la presentación de nuevos proyectos, hacer una preselección y enviarlos a Nueva York para su aprobación. Me gustaría que quienes tengan proyectos de conservación de monumentos se nos acerquen. También a las grandes industrias les conviene que se ponga un letrero en una carretera donde se diga que han ayudado a preservar una iglesia, una huaca, un monumento.
La comunidad cambia bastante. Cuando inauguramos Huaro la población nos recibió muy satisfecha. Su iglesia estaba terrosa, la pintura se caía, al verla restaurada estaban muy contentos. En Europa si uno adquiere una casa antigua, hasta para poner un clavo tiene que pedir permiso. Acá uno hace lo que quiere. Es importante que la comunidad vele por el entorno. Por eso en Huaro hablé con el padre Morelli para cuidar la plaza y que no se llene de cemento, espejos, cerámicos.
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Por: Mariella Balbi
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