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Unidad ejecutora para Cahuachi

Considerado el centro ceremonial de barro más grande del mundo, el complejo arqueológico de Cahuachi se ubica dentro de este circuito, pero para su puesta en valor requiere fondos económicos
Por José Rosales Vargas
La majestuosa arquitectura que ofrece la pirámide de Cahuachi, en Nasca, se pudo dar a conocer gracias a las investigaciones del arqueólogo italiano Giuseppe Orefici y un equipo multidisciplinario que logró, también, la recuperación de ceramios, textiles y utensilios de hueso, concha y madera, así como obras de cestería, mates pirograbados, cabezas trofeo e instrumentos musicales que ahora se exhiben en el Museo Antonini de esa ciudad de la región Ica. Los expertos llegaron a hallar, incluso, restos de sacrificios humanos en la zona.
Estos trabajos de investigación tardaron, en total, 26 años.
Pero, en realidad, la labor de este equipo, dirigido por Orefici y por el historiador nasqueño Josué Lancho Rojas, se limitó a tres meses de trabajo al año, debido a que el único apoyo económico procedente del Ministerio de Cultura Italiano permitía financiar solo este período. Era un apoyo importante, pero no suficiente.
Por tal razón, Orefici ha propuesto crear una unidad ejecutora para Cahuachi que permitiría, como en los casos recientes de los proyectos arqueológicos de Caral, Sipán y Chan Chan (en la costa centro y norte del país), canalizar recursos del Estado y otros organismos gubernamentales y destinarlos a la puesta en valor de todo el complejo ceremonial, compuesto en total por 35 pirámides distribuidas en un territorio de 24 kilómetros cuadrados. Este espacio estuvo operativo desde el siglo IV a.C. hasta fines del siglo IV d.C.
"Se necesitarían unos US$4 millones y 10 años de trabajo para hacer de Cahuachi uno de los principales destinos turísticos del Perú", asegura Orefici.
"En todo este período de tiempo se podría rescatar por completo toda el área, desde la pirámide hasta el templo, y convertir el centro ceremonial en el más espectacular complejo arqueológico de la costa sur, tanto por sus dimensiones como por su monumentalidad", agrega.
Esta puesta en valor contribuiría, además, al aumento del flujo turístico, a desarrollar escuelas de artesanía con la finalidad de involucrar a la población en talleres de cerámica y textiles, y a impulsar la creación de un sistema de turismo vivencial con la implementación de la infraestructura comunitaria necesaria.
En tanto, comenta Orefici, se podría capacitar a grupos de pobladores de la zona para que participen en los trabajos de restauración arqueológica y puesta en valor del complejo. También se tiene pensado, de la mano con el Ministerio del Ambiente, diseñar futuros planes de reforestación con guarangos y otros plantas endémicas de las zonas adyacentes, con la finalidad de proteger el conjunto arqueológico. La colección más grande del mundoEn estos 26 años de trabajo en la zona, Giuseppe Orefici ha logrado recuperar más de un centenar de textiles pertenecientes a la cultura Nasca, que constituyen --según determinaron peritos del Instituto Nacional de Cultura (INC)-- la colección de telas pintadas más grande del mundo. Estos telares permanecen conservados en ambientes cerrados para evitar que la humedad y el contacto con la luz artificial les causen daños.
La directora del INC-Ica, Susana Arce, explicó que este conjunto de textiles está detalladamente registrado y catalogado por esta entidad. El objetivo es, en la medida de lo posible, restaurarlos paulatinamente para luego exponerlos.
Tanto Orefici como Arce reconocen que en estos textiles se muestra la bella iconografía nasca plasmada también en las milenarias figuras y en sus ceramios. "Hasta antes de los hallazgos solo se tenían vagas evidencias de que los nascas también llegaron a diseñar y pintar textiles", destaca Arce.

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