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Críticos Alejandro Susti y José Guich estudian la ciudad en la narrativa peruana

    (ANDINA)- Si existe en la literatura peruana un espacio geográfico que sirva de escenario a todas las tramas, aunque sea de manera indirecta, inevitablemente pensaríamos en Lima. En opinión de muchos especialistas, el fundador literario de la ciudad es Ricardo Palma: gracias a él, Lima entra en el imaginario definitivo de la literatura.
    Sin embargo, la otrora Ciudad de los Reyes recibió un golpe decisivo en la década de 1950, cuando las oleadas modernizadoras y los migrantes transformaron su rostro tradicional. Los narradores de la Generación del 50 asumieron la tarea de representar estos cambios con todas las posibilidades expresivas a su disposición.
    Los escritores José Güich y Alejandro Susti se han propuesto una lectura de este decisivo período de nuestra producción literaria en Ciudades ocultas: Lima en el cuento peruano moderno (Fondo Editorial de la Universidad de Lima, 2007).
    A través del análisis de relatos de la autoría de Sebastián Salazar Bondy, Luis Loayza, Julio Ramón Ribeyro, Mario Vargas Llosa, Enrique Congrains, Oswaldo Reynoso y Alfredo Bryce Echenique se pretende interpretar las distintas miradas sobre Lima y la expansión urbana que los escritores plasmaron en sus textos.
    “En muchos cuentos, por ejemplo los de Salazar Bondy (“Volver al pasado”), se configuran los desplazamientos de muchos desarraigados. Una señorita que vive en Surquillo quiere volver a su casa en La Victoria, pero ésta se ha convertido en un burdel. Al intentar recuperar ese lugar de la infancia se produce un choque brutal, la respuesta es insuficiente”, afirma Susti.
    Grupo y representaciónEn cierto modo, en los escritores de este período subyace una suerte de visión nostálgica, contrapuesta al caos ocasionado por los dictámenes de la modernidad y el progreso. “En ‘Tristes querellas en la vieja quinta’, la quinta es una metáfora de la vida que se está derruyendo, la aniquilación los afecta en el interior. El protagonista es un marginal, pero al mismo tiempo el reconstructor de un espacio perdido”, sostiene Güich.
    En el grupo formado por Vargas Llosa, Bryce y Reynoso, en cambio, vemos más reforzada una identidad grupal. “En estos cuentos se insertan diversos lenguajes o sociolectos. Aparecen las pandillas, los ‘rocanroleros’. Por ejemplo, Reynoso (‘Cara de ángel’) incorpora a babel en el texto. Algo similar ocurre en ‘Día domingo’ de Vargas Llosa, y para Bryce la ciudad es una zona de iniciación”, comenta Güich.
    En el caso de Congrains, cuyas narraciones se concentran en personajes de origen migrante, “esta es una visión totalmente externa. Sus personajes no hablan como hablarían los hijos de migrantes. Es la visión de la ciudad del otro. La diferencia está en imaginar un personaje de ese tipo”, argumenta Susti.
    En todo caso, queda claro que Ciudades ocultas... resulta un aporte de la crítica literaria peruana, a manera de ajuste de cuentas con una agenda pendiente de hace 50 años y los excepcionales escritores que surgieron entonces.
    Lima es construida en los fastos de la literatura según la perspectiva de sus habitantes y los escritores sistematizan esas imágenes.
    De interésProyecto crítico
    1) Ciudades ocultas... continúa en cierto modo la ruta trazada por En la comarca oscura: Lima en la poesía peruana (2006).2) El crítico compartido por ambas publicaciones es José Güich.3) En relación con el corpus elegido, se prefirió a autores que consideren a Lima más que un escenario en sí.4) La presentación del libro se efectuará en agosto.

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